
KIIMIL RECORDS CULTURE
LOCURA DE SER
"4 de Septiembre. Las duras batallas, grandes fuerzas que pelean en mi interior, no dejan que duerma, no dejan que coma, no dejan que corra, no dejan que pare, no quieren que viva, no dejan que mueran.
Quiero
moverme, volar alto chiflando y explotar, tengo ese sentimiento de pólvora ardiendo, a punto de incendiar; explotar, gritar, chillar, forcejear. Tengo sueño, tengo hambre, tengo ansia, quiero tomar, sentarme, irme, y
quedarme, quiero todo, pero no tengo nada, ni lo quiero, lo anhelo hasta temblar, me invade, crece, se mueve, se libera, crece, crece.
No sé qué decirle, no lo hago miro hacia otro lado. Me fatiga, me hostiga, me recuerda
a cada momento que lo necesito, lo necesito, lo necesito, es una locura, locura, locura, locura, quiero ser y
quiero estar donde sea difícil de llegar".

Texto e Ilustración: Xiadani Gogo
"RATONA DE BIBLIOTECA"
Ya perdí la cuenta de cuantos vasos de café llevo, debería de haber alguna promoción en la
máquina de capuchino. La dieta de cafeína y galletas la adoptan la mayoría de mis compañeros, la
realización de la tesis es la parte estresante de la carrera. Por mucho que me adentre al internet,
nunca está de más recurrir a los libros, el olor, la textura, la tipografía, siempre he sido una “ratona
de biblioteca”, una de las herencias que me dejo mi padre bibliotecario.
-Cerramos en 10 minutos- Me dice el vigilante cuando paso junto a él.
Las mujeres tenemos esta sensación, la incomodidad de cuando un hombre nos mira el trasero.
Me siento frente al escritorio, un suspiro de cansancio más un sorbo a mi café y noto algo extraño.
Un objeto ajeno a los libros… una carta.
Mi primer movimiento es voltear a todas direcciones, de lado derecho se ve el conserje llenando
una bolsa con los restos de basura. Hombre mayor, de articulaciones cansadas,
enfrente, estantes de libros, secciones de “arte” y “diseño”, de lado izquierdo la puerta, el
vigilante obeso y un cielo gris que amenaza con lluvia. Detrás de mí solo hay una pared, cuadros,
ventana, arboles, opción descartada.
La curiosidad me transforma, reviso la carta sellada, sin nombre. Tomo un lápiz y rompo el sobre, el
ruido de una botella que tira el conserje me detiene por un segundo. Vuelvo a la hoja de papel y
comienzo a lleer.
"Tú, la chica que lee, me hace querer ser todo lo que no soy".
"No salgas con una chica que lee porque ellas han aprendido a contar historias."
Dos frases del escritor Charles Warnke en su lectura "Sal con una chica que no lee".
Encontré a este escritor por casualidad (como suelen aparecer las buenas cosas) y al leerlo me llevo
a pensar.
Es curioso, haz pasado de ser un cuadro en la pared a un personaje de ficción de mis
ideas literarias, te pienso un par de veces, y a veces se me olvida que existes, me agrada tu manera
retorcida de ver las cosas y tu coraza que esconde miradas tiernas aun que por alguna razón siento
que llevas siempre un cuchillo en la bolsa.
Me es más fácil abrirme aquí, entre letras, las veces que
nos hemos visto soy frio, distante, arrogante, lo siento no confió en mucha gente, ando con
cautela.
Lo he dicho antes y lo enfatizo, no te conozco y esa intriga alimenta mi curiosidad, tampoco
pretendo envolverte en palabras bacías ni en frases cursis como "eres la mujer perfecta", o llegar a
halagos innecesarios, eres imperfecta, testaruda, cruel y sanguinaria y no me importa. No diré que
eres “bellísima”, el hecho de que una persona sea atractiva es solo un puñado de genes bien
acomodados, no hay virtud en ello. Diré entonces que eres hermosa, por la suma de tus
capacidades, de tu inteligencia y de tu sencillez.
Una parte de mi quisiera no verte, seguir con este juego de indirectas, de deseos contenidos, de música compartida y de talentos aplicados a tus fotografías. Soy un hombre de razones, de análisis y entender por qué me atraes es fundamental para poder dormir. Si lo notas, tengo una manera muy particular de dar las cosas.
Tú tienes tu vida, tu presente, tu pasado y es justo que me cuentes hasta donde me quieras contar,
los secretos son importantes, sin embargo yo soy lo nuevo, tú decides como mirarme. No te quiero,
mucho menos te amo, esas son palabras que aún no logro pronunciar, lo digo porque me fastidia la
gente que dice " Creo que estoy empezando a quererte" y más cuando apenas si te conocen. Esto
no es una indirecta, al contrario, es mi pensamiento directo, es una idea sintetizada, lo que pasa en
mi cabeza es más complejo pero aún no lo logro descifrar.
Disculpa que te haga llegar mis sentimientos de esta manera tan inusual, créeme, es algo totalmente planeado, no quiero que pienses que soy un acosador, mucho menos un psicópata, tengo mis manías como todos, pero son inofensivas, como oler los libros o quitarme los zapatos en el pasto. Soy un hombre normal de gustos simples.
Me gustas tú.
En este punto finaliza la carta, letra cursiva, inclinada de izquieda a derecha, denota inteligencia,
círculos sobre las “i”, detallista. No sé qué pensar, es lo más lindo que me han dicho y viene
totalmente de un extraño, de un fantasma.
-Señorita es hora de cerrar- El guardia está detrás de mí.
Me levanto, recojo mi bolso e introduzco la carta en mi abrigo. El conserje tira el resto de mi café y
yo me dirijo hacia la puerta.
El cielo cumple su amenaza, los truenos se hacen escuchar, saco el paraguas de mi bolso, me
retrasa un poco porque el estúpido aparato siempre se atora. Otro trueno corta el viento y ahora
cambio la cafeína por nicotina. El cáncer esta en mi boca y el encendedor detiene mi partida.
El humo de un cigarro moribundo choca en mi cara.
Hay una colilla encendida en la sima del bote de basura, indicio de vida, de que alguna persona
permaneció ahí antes que yo.
Frente a mí un hombre camina con la cabeza baja y las manos en los bolsillos. Lo miro, lo
observo, lo analizo, es el fantasma. El encendedor se digna a funcionar, la lluvia ha comenzado con
gotas ligeras y el hombre da vuelta a la calle.
-Adiós- digo en voz baja tras una inhalada de humo, sonrió y lo reconozco.

Texto y Foto: Akbal Salvador
